Que levante la mano quien no esté ya un poco hasta el gorro de oír hablar de Inteligencia Artificial a todas horas. Que si GPT-esto, que si Copilot-lo-otro, que si la IA nos va a quitar el trabajo, que si va a dominar el mundo… Un no parar. Y cuando crees que ya lo has oído todo, ¡ZAS!, aparece otra palabreja de moda en el mundillo del desarrollo: Vibe Coding.
Más que una metodología o stack tecnológico, se trata de un cambio de paradigma que combina la intuición del desarrollador con la potencia generativa de los modelos de lenguaje (LLMs), dando lugar a una forma de programación que fluye, improvisa y se adapta en tiempo real al contexto, las necesidades y la inspiración del momento.
A diferencia de metodologías formales como TDD, BDD o incluso el enfoque clásico waterfall o agile, vibe coding no impone una estructura rígida. Se basa en la capacidad del humano de codificar «con flow«, aprovechando el input semántico y contextual que los LLM entienden y transformarlo en código funcional, estructuras de datos o incluso interfaces completas.
La esencia del Vibe Coding
Para entenderlo de forma más simple, el Vibe Coding es básicamente programar por intención, por sensación, por «vibra» apoyado o asistido por inteligencia artificial.
¿Qué significa esto en la práctica? Pues que en lugar de sentarte y “picar” cada punto y coma, cada bucle for, cada función del código, utilizas la IA dándole una descripción más general, más de «alto nivel», de lo que quieres conseguir y que esta te “asista” en la generación del código concreto.
De esta forma, le pides a la IA algo del estilo:
“Necesito que me des el código en x lenguaje para una función que extraiga los datos de esta lista de usuarios (le adjuntas el archivo correspondiente), busque los que no pagan hace tres meses, les mande un email con un tono serio sin llegar a ser borde y genere un report en PDF con aspecto profesional. Además, debe de ir rápido.”